A Emilia le pagan por hacer llorar. Todos los días sufre desconsoladamente por muertos que nunca conoció. Es capaz de hacer llorar en menos de un minuto a más de cien personas. Y gana más que un comediante de televisión.
Sentada a unos metros de una tumba, rodeada de flores y vigilada por buitres, Emilia espera a un nuevo cadáver. Hace un día fue contratada para llorar a un muerto y hacer llorar a más de 50 personas y por esto cobrará 120 soles durante dos horas. Su rostro melancólico, su avanza edad y con más de 20 años trabajando, es la más solicitada y buscada en los funerales.
Al día gana 480 soles en solo ocho horas, cobra antes de iniciar el trabajo y sus contratos son con un adelanto de 30 soles como mínimo. Ella solo trabaja en el Presbítero Maestro. Los muertos por los cuales llora no son muy queridos por sus familiares, por eso que la contratan para conmover y hacer llorar a todos los presentes, confiesa Emilia.
Siempre esta enteramente vestida de negro. Recorre de muerto en muerto, de velatorio en velatorio y de entierro en entierro. Siempre con su Biblia en mano y lagrimas eternas en el rostro. El sentimiento de dolor y el llanto fúnebre es el pan de todos los días. Hacer llorar cuesta más que hacer reír y Emilia Cardenas lo sabe. Ese es su oficio y es bien remunerado.
Al mes se entierran 300 personas según la Beneficencia Pública y la visita de los familiares a los difuntos se incrementa en el Día de la Madre, en el Día el Padre y el 31 de octubre, fechas en que hay más trabajo, confiesa Emilia. Ella no solo llora en los funerales, sino que también en fechas memorables de los muertos.
Enterrando con un mar de lágrimas.
Emilia continúa sentada esperando al difunto. Cerca de las dos de la tarde, un carro negro y dos ómnibus hacen su arribo, se estacionan en las afueras del cementerio y empieza el desfile de los familiares, todos de negro, pero aún nadie con lágrimas en el rostro. La mujer de eterno luto alzo vuelo, es hora de llorar; coge su cartera negra y acompaña la procesión del difunto hasta la tumba. El sentimiento de dolor le va invadiendo.
Su servicio ofrece un paquete completo; que contiene una pequeña misa, el responso que es un conjunto de oraciones para el difunto, canciones melancólicas en donde las lagrimas caen y donde todos lloran. Un plus adicional es el llamado de atención para los familiares ante el difunto, este espacio es opcional y a pedido de los familiares, pero solo durante 10 minutos.
A unos pasos de la tumba sobre una mesa de metal se descansa al féretro, rodeado de los familiares empieza a rezar. Emilia está triste y sus oraciones se adornan con la melancolía. Coge su Biblia y empieza a leer; es el momento de la paraliturgía, una pequeña misa por el difunto. Sus ojos están brillosos y empieza a rezar durante siete minutos de reflexión.
El Acordeón también llora.
Mientras ella continúa orando, su compañero de trabajo Juan Flores se va acercado con un acordeón entre sus manos, es el momento de las canciones y del lloriqueo imparable, es el instante más difícil, confiesa Emilia.
Leopoldo cobra cinco soles por cada canción acompañada de su acordeón. Él lleva tres años en este oficio, es un hombre de avanza edad y trabaja junto a Emilia durante los funerales. Él confiesa que se conmueve con el dolor de la gente y también suelta algunas lágrimas, pero él no cobra por eso, él cobra por el sonido melancólico de su acordeón.
El sufrido acordeón es su única herramienta de trabajo y al día gana 300 soles, él no hace contratos, a él lo llaman en el instante y esta presente en todos los funerales del Presbítero Maestro, es el único que acompaña con música a Emilia en el momento del lloriqueo.
Termino la oración al difunto, la mujer de lágrimas imparables reemplaza la Biblia por un clavel y un vaso de agua bendita; empieza a bendecir el féretro y a todos los acompañantes, mientras el sonido silencioso del acordeón se va apodera del ambiente.
Emilia ya tenia las canciones seleccionadas para este tipo de funeral y el cántico titulado “Madre” era el indicado para conmover a las personas que ni siquiera sienten un poco de dolor. Todo estaba preparado no se le escapo ningún detalle.
El cántico, las lagrima de Emilia y el sonido del acordeón empezaba a desbordar las lagrimas de los presentes, ella mientras continuaba la melodía fúnebre hacia participar a los familiares, pedía que hablen frente a todos y mas de uno se desvanecía entre lagrimas.
Veinte minutos de lloriqueo inconsolable llegaba a su final, solo faltaba el plus del paquete completo que ofrecía la mujer más sufrida del funeral, era el sermón a los familiares. Que consistía, como ella misma lo dice, un jalón de orejas para los presentes. Este espacio es opcional.
Las dos horas de llorar al muerto se acabaron y nuevos clientes ya apuntaban la mirada en Emilia. Se iba despidiendo entre lágrimas y tras salir del epicentro del dolor, sus sentimientos reales resucitaban en su ser.
Con el dinero en mano y la satisfacción de un buen trabajo se enrumbaba junto a Leopoldo a un nuevo féretro, a nuevas personas a quien hacer llorar.
Sentada a unos metros de una tumba, rodeada de flores y vigilada por buitres, Emilia espera a un nuevo cadáver. Hace un día fue contratada para llorar a un muerto y hacer llorar a más de 50 personas y por esto cobrará 120 soles durante dos horas. Su rostro melancólico, su avanza edad y con más de 20 años trabajando, es la más solicitada y buscada en los funerales.
Al día gana 480 soles en solo ocho horas, cobra antes de iniciar el trabajo y sus contratos son con un adelanto de 30 soles como mínimo. Ella solo trabaja en el Presbítero Maestro. Los muertos por los cuales llora no son muy queridos por sus familiares, por eso que la contratan para conmover y hacer llorar a todos los presentes, confiesa Emilia.
Siempre esta enteramente vestida de negro. Recorre de muerto en muerto, de velatorio en velatorio y de entierro en entierro. Siempre con su Biblia en mano y lagrimas eternas en el rostro. El sentimiento de dolor y el llanto fúnebre es el pan de todos los días. Hacer llorar cuesta más que hacer reír y Emilia Cardenas lo sabe. Ese es su oficio y es bien remunerado.
Al mes se entierran 300 personas según la Beneficencia Pública y la visita de los familiares a los difuntos se incrementa en el Día de la Madre, en el Día el Padre y el 31 de octubre, fechas en que hay más trabajo, confiesa Emilia. Ella no solo llora en los funerales, sino que también en fechas memorables de los muertos.
Enterrando con un mar de lágrimas.
Emilia continúa sentada esperando al difunto. Cerca de las dos de la tarde, un carro negro y dos ómnibus hacen su arribo, se estacionan en las afueras del cementerio y empieza el desfile de los familiares, todos de negro, pero aún nadie con lágrimas en el rostro. La mujer de eterno luto alzo vuelo, es hora de llorar; coge su cartera negra y acompaña la procesión del difunto hasta la tumba. El sentimiento de dolor le va invadiendo.
Su servicio ofrece un paquete completo; que contiene una pequeña misa, el responso que es un conjunto de oraciones para el difunto, canciones melancólicas en donde las lagrimas caen y donde todos lloran. Un plus adicional es el llamado de atención para los familiares ante el difunto, este espacio es opcional y a pedido de los familiares, pero solo durante 10 minutos.
A unos pasos de la tumba sobre una mesa de metal se descansa al féretro, rodeado de los familiares empieza a rezar. Emilia está triste y sus oraciones se adornan con la melancolía. Coge su Biblia y empieza a leer; es el momento de la paraliturgía, una pequeña misa por el difunto. Sus ojos están brillosos y empieza a rezar durante siete minutos de reflexión.
El Acordeón también llora.
Mientras ella continúa orando, su compañero de trabajo Juan Flores se va acercado con un acordeón entre sus manos, es el momento de las canciones y del lloriqueo imparable, es el instante más difícil, confiesa Emilia.
Leopoldo cobra cinco soles por cada canción acompañada de su acordeón. Él lleva tres años en este oficio, es un hombre de avanza edad y trabaja junto a Emilia durante los funerales. Él confiesa que se conmueve con el dolor de la gente y también suelta algunas lágrimas, pero él no cobra por eso, él cobra por el sonido melancólico de su acordeón.
El sufrido acordeón es su única herramienta de trabajo y al día gana 300 soles, él no hace contratos, a él lo llaman en el instante y esta presente en todos los funerales del Presbítero Maestro, es el único que acompaña con música a Emilia en el momento del lloriqueo.
Termino la oración al difunto, la mujer de lágrimas imparables reemplaza la Biblia por un clavel y un vaso de agua bendita; empieza a bendecir el féretro y a todos los acompañantes, mientras el sonido silencioso del acordeón se va apodera del ambiente.
Emilia ya tenia las canciones seleccionadas para este tipo de funeral y el cántico titulado “Madre” era el indicado para conmover a las personas que ni siquiera sienten un poco de dolor. Todo estaba preparado no se le escapo ningún detalle.
El cántico, las lagrima de Emilia y el sonido del acordeón empezaba a desbordar las lagrimas de los presentes, ella mientras continuaba la melodía fúnebre hacia participar a los familiares, pedía que hablen frente a todos y mas de uno se desvanecía entre lagrimas.
Veinte minutos de lloriqueo inconsolable llegaba a su final, solo faltaba el plus del paquete completo que ofrecía la mujer más sufrida del funeral, era el sermón a los familiares. Que consistía, como ella misma lo dice, un jalón de orejas para los presentes. Este espacio es opcional.
Las dos horas de llorar al muerto se acabaron y nuevos clientes ya apuntaban la mirada en Emilia. Se iba despidiendo entre lágrimas y tras salir del epicentro del dolor, sus sentimientos reales resucitaban en su ser.
Con el dinero en mano y la satisfacción de un buen trabajo se enrumbaba junto a Leopoldo a un nuevo féretro, a nuevas personas a quien hacer llorar.
3 comentarios:
buen negocio... le hare la competencia.
parece cierta la historia... una buena labor para hacer la catarsis en estos casos a veces tan necesaria... buena historia, escribe más...
buen post... como te dije hace mucho tiempo tienes que mejorar pero la pase observando todos tus post y estan buenos, igual borraste algun post? creo que si ajajaja adelante
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