RSS

LA MANSIÓN DE BARRIOS ALTOS


La Quinta Heeren, una joya olvidada en Lima. Construida al estilo europeo e inglés en 1880 por el alemán Oscar Augusto Heere. En esta residencia vivió  la alta aristocracia limeña del siglo XIX y fue la inspiración de los grandes artistas e intelectuales de la época.

Foto: Internet
Entre las seis familias que humanizan hoy la Quinta Heeren se encuentra la respetada y conocida señora Melva Soria, quien nació y creció en este vestigio limeño y hoy recorre las habitaciones de esta lujosa y vieja residencia, junto a sus dos hijos: Fiorella y José Roberto.

Melva Soria dejo su niñez y juventud entre las callecillas de la Quinta Heeren y se prepara para recibir las 4 décadas de vida en este mismo barrio que la vio crecer, jugar, sonreír, llorar y gritar de miedo. Melva es muy popular vendiendo turrones y deliciosos queques hechos con sus trabajadoras manos. Ella es muy conocida en Barrios Altos, porque es la cuidadora de la desconsolada y antigua Mansión.

“No hay lugar más tranquilo como este, la gente del barrio me respeta y me conoce”, dice Melva con una voz firme y sincera. Ella puede pasearse día o noche, sola o acompañada en plena oscuridad sin miedo a nada, porque según Melva hasta los fantasmas la conocen y la respetan, por ello día a día junto a sus hijos adornan y le dan vida a las angostas y desoladas calles del recinto colonial. 

Foto: Internet
En este lugar también se encuentre Raúl Suarez, el vigilante de la Quinta durante los tres últimos años, poco tiempo de custodiar la Mansión, pero con largas e interminables historias que contar. Él amablemente te permite ingresar a esta casona desamparada que se encuentra separada de las calles por un oxidado y lujoso portón que al abrirse chillan los fierros y los gallinazos alzan vuelo por el estrepitoso sonido, la puerta está abierta. Bienvenidos a la Quinta Heeren.  

Una Residencia en la orfandad. Este vestigio limeño se ubica en la cuadra 12 del jirón Junín, colindando con el jirón Huanuco y la calle Maynas, dándole la espalda al Mercado Mercedarias. Esta Residencia colonial comprende alrededor de cuatro hectáreas con 60 viviendas aproximadamente, cada una con seis habitaciones  y una plazuela con jardines adornados de jarrones y refinadas esculturas.

Esta Quinta se convirtió en el lugar más hermoso y apacibles durante la colonia, donde se alojaron embajadas de Japón, Bélgica, Alemania, Francia y Estados Unidos. Hoy habitan seis familias, la rodean malhechores y nadie quiere asomarse por miedo a ser asaltado y no regresar por donde vinieron.

Vivir en una mansión histórica, como la Quinta Heeren, rodeado de innumerables reliquias limeñas, te cuesta 65 soles al mes, mientras que en otras quintas del mismo barrio pagarías 250 soles mensuales. Lo más caro que llegó a costar en los últimos años esta vieja y lujosa vivienda es de 110 soles y se desvaloriza debido al incremento de la  delincuencia que alojan estos barrios y además porque la Quinta Heeren fue tachada como el punto de concertación de almas en pena.

Se tejieron leyendas terroríficas, entre ellas se relata que por la noches se aparece un jinete decapitado montando un caballo blanco y arrastrando una pesada cadena, según cuentan este jinete era un español, que vivió en la zona durante la colonia y fue injustamente decapitado. Pero las historias  espeluznante continúan, se dice que un acaudalado comerciante japonés Seikuma  Kitsutani se suicido tras perder toda su fortuna en un lugar de la Quinta conocido como el Palacete y hoy durante las noches su alma recorre  los pasillos de las abandonadas viviendas, visitando y asustando a los nuevos habitantes.  

La triste Heeren, tuvo tres momentos de restauración por el cual hasta ahora sobrevive, en la actualidad existen intenciones serias para restaurar la vieja Quinta, devolviéndole su pasado glorioso y convirtiéndolo en un Museo.

La Quinta Heeren además de ser Monumento Nacional es reconocida por Organismos Internacionales como el  Word Monument y al igual que esta residencia existen 54 construcciones con valor histórico solo entre Jirón Ancash y jirón Junín. La última construcción que fue reconocida con el mismo valor por el Congreso de la Republica es la casona conocida como El Buque, también en Barrios Altos.

La Quinta es más conocida por el murmullo de los cuentos terroríficos que por su glorioso e histórico pasado. Y tal vez dentro de unos años cuando volvamos a este enigmático y tenebroso recinto  tendremos un museo en frente y desembolsaremos dinero para poder ingresar, sin padecer el tormentoso chillido del portón oxidado y sin recibir la bienvenida de un vigilante de polo y pantalón, quizás nos reciba una persona de saco y corbata.

La señora Melva ya no estará para asustarnos con sus historias y los taxis ya no huirán cuando mencionemos la cuadra 12 de jirón Junín, al contrario, gustosamente nos llevaran hasta esta Quinta que hoy está en plena zona roja del Centro de Lima.  

  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS

2 comentarios:

Rosa G. dijo...

Gina! felicidades por tu blog! :D

Gina dijo...

Rochi! ...mi Diario virtual!